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»18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Mateo 25:18, 24 - 25. RVR60.
Todos conocemos personas que prefieren vivir de la mendicidad o recostadas a otros. Son llamadas “chupasangre” o con espíritu de sanguijuelas, esos animales que se chupan la sangre de otros para poder vivir ellas. En la iglesia tenemos muchos chupasangre. Aquellos que viven recostados del trabajo de los diligentes. Son los creyentes que prefieren esconder su único talento en vez de correr el riesgo de ponerlo a producir y ganar algo con lo que saben hacer. Son ese tipo de personas que prefieren responsabilizar a Dios de su “mala suerte” en vez de darle gracias por el talento que les regaló y decidirse ponerlo a trabajar a ver cómo les va.
El siervo de la parábola de los talentos cuando Su Señor vino a pedirle cuentas de lo que le había entregado, prefirió decirle que aquel hacendado era un hombre avaro, codicioso y otras cosas más, en vez de reconocer su incapacidad mental para producir con lo único que había recibido. Requerimos de un cambio de mentalidad como dice Pablo en Romanos 12:2. Cuando le preguntamos a algunos creyentes de por qué no evangelizan o no comparten de su fe a otras personas, todo lo que sacan a relucir es excusas sobre su incapacidad para no hacerlo. No podemos tener como excusa lo malo del otro, necesitamos romper con el espíritu de negligente que nos impide hacer el trabajo que Dios nos ha demandado de ir y hacer discípulo. Es nuestra tarea y responsabilidad.
T.A.S.C.D.
Lucas 22
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
Lucas 22
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
