»16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Mateo 25:16 - 17, RVR60.
Negociar viene del latín “negotiare” o negar el ocio. Se interpreta como hacer del ocio un tiempo para ganar dinero, hacer productivo todo tiempo libre que tengamos. Llama poderosamente la atención que a quienes Dios llama para que le sirva en un Ministerio o en algún Departamento de Su obra son personas con mucha ocupación, con poco tiempo, o con tiempo muy comprometido. Pero he aquí lo interesante del asunto, es que Dios no escoge a aquel que no sabe qué hacer con Sus negocios, sino lo contrario, a quienes sí saben poner a producir todo lo que llega a sus manos, y más si el talento que reciben viene directo del dueño de la obra.
Entonces, necesitamos apropiarnos de esta verdad: “Dios pone en nuestras manos la cantidad de recursos que necesitamos para hacer negocios en su Reino y para Su Reino”. “A cada uno según su capacidad” es una demostración muy clara que Él no hace nada al azar o porque está sin oficio. Todo lo que Dios hace ya está planeado desde antes de la fundación del mundo, por ende está dentro de Su omnisciencia. Cuando Dios te escogió para salvación conocía tu capacidad productiva para tu propia vida y para el Reino Suyo. No existe dentro de Su Reino gente pobre, sino que gente que por ociosidad no pone a funcionar productivamente los recursos que le ha entregado Dios, por eso no obtienen los resultados que Dios espera que le entregue. No permitas que las excusas te vuelvan una persona negligente con los recursos que Dios te dio, al contrario, ponlos a producir y espera los resultados, porque ellos vienen.
T.A.S.C.D.
EZEQUIEL 48; Lucas 21
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
EZEQUIEL 48; Lucas 21
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás