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martes, 11 de enero de 2022

NO IMPORTA LA CANTIDAD - ENERO 11






» Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Mateo 25:15, NTV.


El problema de muchos que servimos en la obra del Señor no se encuentra en los recursos que tenemos sino en la falta de conocimiento de nuestras propias capacidades. Creemos que otros hacen grandes cosas para Dios por la cantidad de recursos que disponen y por ende todo se les facilita. Centrarnos en los recursos en vez de nuestras habilidades es la equivocación que debemos evitar o erradicar si ya tenemos grabado ese paradigma en la mente. Dios nos quiere usar en la multiplicación de su Reino y en el ganar muchas almas para el cielo, no porque tengamos grandes capacidades sino porque ya puso una capacidad muy poderosa, Su Espíritu Santo. Sin embargo, Él está esperando que confiemos en nosotros mismos también. Porque si no confiamos en lo que tenemos de parte de Dios cómo vamos a poner a multiplicar los recursos que hemos recibido.

“No es con espada ni con ejército, sino con mi Santo Espíritu”, dice la Palabra. Esta es la gran fuerza que tenemos para poner a producir y dar fruto en el Reino de todo aquello que Dios ha puesto en nuestras manos. Pero la acción de hacer funcionar un recurso no lo va a hacer Dios nos toca a nosotros. Si somos de esos siervos que escondemos el talento y luego responsabilizamos al amo por nuestra improductividad vamos a vernos expuestos a un severo castigo, porque Dios es Dios de multiplicación. No te centres en el recurso que tienes para producir, más bien fija tu mirada en lo que puedes hacer con tus habilidades porque ahí se encuentra el secreto de llevar a otro nivel todos el recurso que Dios puso en tus manos; entonces, te multiplicarás en tu empresa, en tu iglesia y en el lugar donde Dios te haya puesto para ensancharte y extenderte.




T.A.S.C.D.

Lucas 24



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás