»Al que nunca nos olvida, aunque estemos humillados...Su gran amor perdura para siempre. Salmos 136: 23. NVI.
Cuántas veces has creído que Dios se ha olvidado de ti. A todos nos ha pasado, incluyendo a aquellos personajes de la Biblia que incluso llegaron a tener una comunión cara a cara con Dios, como Abraham, Moisés, David, los profetas, Josué y muchos otros que no los registramos en esta meditación para no usar el resto de espacio que nos queda para reflexionar sobre este tópico.
Cuando los asuntos de nuestra vida no salen o andan como lo pensamos o llegamos a creer que deben ser, lo primero que viene a nuestra memoria es: ¡Dios se olvidó de mi! Pero tal declaración o pensamiento no es correcto ni verdadero, porque jamás se olvida de sus hijos el Dios que los creó. Es refrescante descubrir que no se olvida de nosotros Aquel que nos tiene esculpido en el hueco de Su mano. Todo lo contrario, cuando estamos viviendo situaciones muy adversas, es cuando más cerca está Él de nuestro lado. Allí está para darnos fuerzas para la batalla, para que resistamos y para darlos aliento a fin de que nos llevemos la victoria.
Lo que sucede es que mientras estamos en la prueba no vemos a Dios porque nos vemos a nosotros mismos, pero debemos saber que Él está ahí con nosotros y no ha dejado de pelear en favor nuestro. Este conocimiento debe llevarnos a ser agradecidos en los momentos de prueba. Cuando los vientos soplan contrarios es cuanto más debemos tener un corazón lleno de alegría, esperanza y gratitud para con Dios. Si Dios es con nosotros, quien contra nosotros; el que nos escatimó ni a su propio Hijo, como no ha de darnos todas las cosas. Esta palabra esperanzadora nos la regala el Apóstol Pablo y debemos apropiarnos de ella. Seamos agradecidos con Dios en medio de las pruebas.
T.A.S.C.D.
EZEQUIEL 25; SALMOS 148
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
EZEQUIEL 25; SALMOS 148
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás