HAZLO PORQUE TE HA ENTREGADO UNA TIERRA - DICIEMBRE 15

»Cuyas tierras entregó como herencia...Como herencia para su siervo Israel...Su gran amor perdura para siempre. Salmos 136:21 - 22. NVI.

El rey David encontró otro motivo por el cual pedirle al pueblo de Dios que se diera gracias a Dios: Él les había entregado una tierra que no poseían. Cuando la nación de Israel fue esparcida por todos los lugares del mundo por el ejercito asirio y luego por el babilónico, cuando fue despojada de Judá y Jerusalén en el año 587 aC, parecía que la promesa de una tierra prometida había desaparecido; pero en 1948 la Organización de las Naciones Unidas le devolvió la tierra al pueblo judío mediante un decreto el cual fue aprobado por el 51% de las naciones que representaban a aquella organización. Vemos en este acto el gran amor de Dios por Su pueblo y el gran poder que tiene Su Palabra para cumplirse, no importando el tiempo. Por siglos la nación de Israel territorialmente dejó de existir, pero nunca en el corazón de Su creador.

Quiero dejarte con esta reflexión de hoy un mensaje alentador y con esperanza, Dios nunca olvida sus promesas, ellas son y serán palabra viva que sale de Su boca para que cumpla Su propósito (Isaías 55:10 - 11). La nación de Israel hoy día sigue siendo el país más prospero y bendecido de la tierra. Es el Estado con más patentes aprobadas en diferentes ramas de la ciencia. Es una potencia mundial. Todo esto obedece al gran amor de Dios que perdura para siempre. Esas deben ser razones de peso para que sus hijos, amados en Cristo, tengamos un corazón agradecido, porque hay una tierra actual donde producir y recibir la bendición material de Dios; pero también hay una tierra prometida a la cual no hemos llegado que es el cielo de esplendor que la Biblia promete para los justos. Esta patria celestial la recibiremos en físico en la segunda venida de Cristo y es otra razón que tenemos por la cual debemos darle acción de gracias a Dios todos los días. Recuerda, Dios tr ha dado una tierra.

T.A.S.C.D.

EZEQUIEL 24; SALMOS 147



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás