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miércoles, 3 de noviembre de 2021

SOLO HAY UN DIOS - NOVIEMBRE 3






4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4 - 5, RV60.


Moisés fue el líder usado por Dios para llevar a libertad al pueblo esclavo de Israel que vivió en Egipto en esclavitud, tal como Dios se lo anunció previamente a Abraham, como parte de la promesa y del pacto que hizo él. Su pacto fue que de los lomos del padre de la fe nacería una nación que estaría esclava en Egipto por 430 años, pero al cumplimiento de ese tiempo Él mismo sacaría a Su pueblo de aquella nación para llevarlos en libertad a la tierra de la promesa.

Hago esta introducción al tema de hoy porque considero importante entender la razón por la que Moisés escribió el libro de Deuteronomio, o segunda ley. Había un nuevo pueblo que estaba a punto de entrar a la tierra que fluye leche y miel, ese grupo de israelitas creció en el desierto, eran los menores de 20 años nacidos en Egipto y que no murieron en el desierto como sus padres, en aquella disciplina de 40 años establecida por Dios a causa de la rebeldía de los 10 espías y de toda la nación que se rebeló contra Dios, dudando que Él podría darles la victoria frente a los gigantes que habían en la tierra de Canaán cuando reconocieron la tierra prometida (Ver Números 13, 14). Ese nuevo pueblo había visto morir a sus padres y hermanos, ellos tal vez no conocían bien a Dios y era muy importante para Moisés recordarles la ley y el pacto. Entonces, fue vital poderles escribir nuevamente las tablas con el fin de que caminaran en obediencia a Dios y a Su palabra. De allí nace lo que conocemos como Deuteronomio.

Moisés comienza un recuento de la ley y el pacto de Dios con dos declaraciones muy profundas para quienes nos reconocemos como parte del pueblo santo: Solo hay un Dios y es a ese Dios a quien debemos amar con todo lo que somos. El corazón en la Biblia representa nuestra mente, nuestra conciencia, nuestra razón, nuestras emociones y nuestra voluntad. Sólo podemos amar a aquel que primero nos amó y nos escogió desde antes de la fundación del mundo. Esa es la clave para vivir una vida de honra a Dios sin que idolatremos a otros dioses, llámese como se quieran llamar. Recuerda, todo lo que te esclaviza es tu otro dios.




T.A.S.C.D.

JEREMÍAS 39; SALMOS 105



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás