Devocionales

Prédicas

Altar Familiar

martes, 2 de noviembre de 2021

DE LABIOS O DE CORAZÓN - NOVIEMRE 2






Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado... Isaías 29:13, RV60.


La gran pregunta que me surge en este momento es ¿Señor: te honro de labios o te honro de corazón? No sé si tu también quisieras dejar al lado la lectura de esta reflexión y hacerte la misma pregunta, porque considero que necesitamos identificar muy claramente cuánto del verdadero temor de Dios hay en nuestro corazón a la hora de adorarlo como el único y verdadero Señor. La honra a Dios no es un asunto de palabras para impresionar, incluso, tampoco tiene que ver con aquello que hacemos o damos, más bien está relacionado con el motivo correcto por el cual creemos en Él, lo seguimos como discípulo y estamos dispuesto hasta dar nuestra vida por Aquel que un día la dio por mi.

Siendo así, la siguiente pregunta que vino a mi mente fue: ¿Quién es Dios para mí? Sí, quién ese ser infinito, inescrutable, Eterno, todopoderoso, lleno de amor eterno, omnisciente, omnipotente, omnipresente, Creador de todo cuanto existe y los sostiene con Su Palabra a quien llamamos Dios ¿Te lo has preguntado también? ¿Tienes consciencia de quién es Dios para ti? De la respuesta que extraemos desde nuestro ser interior proviene la manera de vivir que llevemos en este mundo perverso. Cada religión tiene la representación o imagen de su propio dios, es más lo han creado a la talla perfecta de su medida y necesidad. Pero para los cristianos la respuesta requiere de la mayor claridad y sinceridad, para que nuestra honra a nuestro verdadero Dios sea tan veraz como nuestro corazón. El Todopoderoso, el Shaddai, el Eterno y tantos nombres más de nuestro Dios, requiere que seamos adoradores en espíritu y en verdad. Adoradores que entendamos el poder de la honra extrema a nuestro único ser supremo que adoramos, a Dios.




T.A.S.C.D.

JEREMÍAS 38; SALMOS 104



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás