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Como mensajero por la bondad de Dios les advierto que no se consideren mejores de lo que son; valórense según el grado de fe que Dios les ha dado. Ro. 12:3. NBV.
Llama poderosamente la atención que el Apóstol Pablo dentro de las exhortaciones que viene entregando en su carta a los Romanos capítulo 12, trae una secuencia de recomendaciones que debemos practicarlas aquellos que estamos llamados a vivir conforme a la Estatura de Cristo, según Efesios 4:13. Dice primero, que debemos presentarnos delante de Dios como sacrificio vivo y santo; luego, sigue diciendo, que necesitamos transformar nuestro sistema de pensamiento si no queremos amoldarnos a la conducta y pensamiento de este mundo, y seguidamente en el versículo tres, expresa que no podemos creernos más que otra persona, sino que actuemos conforme a la medida de fe que Dios nos ha dado a cada uno. Podríamos resumir estos consejos en el mismo orden que los esboza el Apóstol: Muere a ti mismo, renuévate en tus pensamientos y humíllate si quieres ser parte del cuerpo de Cristo. Romanos 12:1 - 3.
El evangelio de Cristo es el evangelio del amor. La fuente suprema de Dios se encuentra en amar, por eso la declaración de Juan 3:16 es un valor intrínseco de la persona de Dios. Él es amor, y la fuente de todo amor. Así que sus hijos debemos vivir en el amor de Dios como Él ama. Nuestra esencia en el desarrollo y madurez cristiana consiste en imitar a Dios en amor. Nadie es inservible en su Reino. Nadie deja de tener sus propios dones de servicio. Nadie es mejor que el otro, todos tenemos distintas funciones dentro del cuerpo de Cristo. La competencia no es sana en el cuerpo del Señor. Por eso Pablo en Filipenses 3:13 - 16 dice que se despojó de todo con tal de alcanzar a Cristo y conocerlo más. Ese debe ser el modelo a imitar. No somos superiores ni inferiores a otros delante del Señor, solo que debemos funcionar dentro del cuerpo del Señor con el don que nos dio y con el que le serviremos. Eso es madurez espiritual.
T.A.S.C.D.
JEREMÍAS 12; SALMOS 78
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
JEREMÍAS 12; SALMOS 78
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
