En cambio, los alimentos sólidos son para quienes ya son maduros, para quienes ya están acostumbrados a juzgar y a distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo. Hebreos 5:14, NBV.
La alimentación es fundamental para la subsistencia y la nutrición de todo ser viviente, entre esos, los humanos. Alimentarnos no es opcional es vital, es parte de nuestro desarrollo y crecimiento. De la misma manera que los humanos necesitamos el alimento que Dios puso en su creación para beneficio de todo ser viviente, también necesitamos el alimento espiritual para el desarrollo y crecimiento de todo nuestro ser espiritual; y éste también es suministrado por Dios a través de Su Palabra. El cuerpo físico necesita comer como también necesita alimentarse el ser espiritual que vive dentro de cada persona.
El creyente inmaduro no sabe discernir (separar) entre lo bueno y lo malo, por eso debe seguir alimentándose de leche espiritual; mientras que el creyente maduro, que sabe distinguir entre el bien y el mal recibe de parte del Espíritu Santo más y más alimento espiritual porque está ávido de este tipo de nutrición. Lo espiritual se acomoda a lo espiritual dice el Apóstol Pablo. Así es que toda comida que proceda de la Palabra de Dios es apetecida por los maduros espirituales, ellos saben el valor de la misma y cómo debe administrarla y luego entregarla a quien la va necesitando. Para un creyente maduro su TASCD es innegociable, el asistir a los servicios de adoración a Su Rey es innegociable, es tener estudios personales o en grupo de la Palabra es innegociable. El diezmar, el ofrendar, el servir, el adorar, todo esto es innegociable; porque está tan necesitado de alimento sólido que va a buscarlo en donde se lo pueden servir. ¿Eres tú uno de ellos?
T.A.S.C.D.
JEREMÍAS 13; SALMOS 79
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
JEREMÍAS 13; SALMOS 79
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás