LAS MARCAS DE UNA IGLESIA MADURA 3. SER COMO CRISTO - OCTUBRE 28

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29, RV60.

El verdadero y único propósito por el cual Dios nos redimió de nuestra condición pecaminosa en la que nos encontrábamos a través de Jesucristo, es llevarnos a ser como nuestro Redentor. El nuevo nacimiento es el comienzo de una nueva vida, una que es abundante en todo. De manera que fuiste creado para ser como Cristo. Esto fue concebido por la Trinidad desde antes de la fundación del mundo. Para que esta obra, que tuvo inicio en el cielo y se consumió en el calvario, se complete en la vida de cada hijo de Dios el mismo autor de nuestra salvación nos envió a Su Espíritu Santo. Sííí...el Espíritu Santo es quien se encargó desde Pentecostés de que este plan que se diseñó desde antes de la fundación del mundo se lleve a cabo en estos tiempos finales.

¿Quieres conocer a un verdadero discípulo de Cristo? Entonces, lo veras esforzándose y exponiéndose a ser transformado por el fruto del Espíritu Santo, a fin de alcanzar la meta: Ser como Cristo. Así que desde que nacemos de nuevo hasta que nos vayamos de esta tierra, el Espíritu Santo estará trabajando dentro de nuestras vidas para que alcancemos este propósito. Recuerda que Dios quiere que crezcamos a la imagen de Su Hijo. Efesios 4:15. Para que Su plan se lleve a cabo aquí en la tierra, además del Espíritu Santo el Padre tiene como elementos transformadores Su misma Palabra, las pruebas a las que nos permite entrar y las tentaciones que debemos enfrentar y superar con la ayuda del mismo Espíritu. Crecemos a través de Su Palabra, a través de las pruebas y por medio de las tentaciones. Y cuando crecemos nos parecemos más a nuestro Maestro y Dios. Ese es el plan eterno por el que Cristo vino a Redimirnos. Así como fue en el Edén, así será en los tiempos finales: Ser como Cristo.

T.A.S.C.D.

JEREMÍAS 33; SALMOS 99



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás