Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10, RV60.
“Poeima” es la palabra usada por Pablo para hablar de quienes y cómo fuimos creados por nuestro único y verdadero Creador, nuestro Padre celestial. Sí, somos el poema de Dios. Poeima significa poema de Dios. Él nos hizo en Cristo para que seamos su poema aquí en la tierra. Y un poema tiene como finalidad llevar un mensaje de amor para otros. Nuestra re-creación, o nuevo nacimiento, no es en nuestra propia naturaleza humana, sino en la de Cristo, quien posee las dos naturaleza, la divina y la humana. Él es el Hijo de Dios hecho carne. No somos remodelados para ser buenas personas, somos re-creados en Cristo para ser como Él y hacer lo que terrenalmente hizo cuando caminó sobre esta tierra.
Ahora bien, es muy importante entender que esa nueva creación que hemos recibido en Cristo fue preparada de antemano desde antes de la creación del mundo por nuestro Padre celestial y el propósito es mostrar a Cristo en cada vida que aun no lo conoce. De modo que lo primero que debemos hacer es aceptar nuestra asignación. Fuimos puesto en la tierra para aportar algo. Por lo tanto, fuimos llamados en Cristo para servir. Dios nos creó para llevar una vida de buenas obras, las cuales preparó de antemano para nosotros. Esas buenas obras es nuestro servicio a Dios sirviéndole al prójimo. Siempre que le servimos a otros a quien le estamos sirviendo de verdad es a nuestro Padre celestial. Todo lo que hacemos desde que nacemos de nuevo tiene la finalidad de servirle. Nuestra formación profesional o técnica, nuestras experiencias de estudios o laborales, y aún, nuestras experiencias dolorosas son insumos para servirle a los demás, y así le servimos a Él, porque nacimos para servirle. Si no le servimos no servimos.
T.A.S.C.D.
JEREMÍAS 34; SALMOS 100
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
JEREMÍAS 34; SALMOS 100
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás