...la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 1 Corintios 3:13, RV60.
La experiencia de conversión es el comienzo de una vida de discipulado para alcanzar la meta que es ser lo más parecido a Cristo nuestro Salvador. En Efesios 4:13 el Apóstol Pablo dice que el Señor dio Ministerios a la Iglesia para que todos seamos llevados por doctrinas correctas y evitar caer en doctrinas de error, a fin de alcanzar la estatura perfecta que es ser como el Hijo de Dios, al menos terrenalmente. Desde que nacemos de nuevo en el espíritu y por medio del Espíritu el desafío que nos espera es alcanzar esa Estatura perfecta que es Cristo. A esa meta se le conoce como madurez espiritual o perfección espiritual, aunque nos da miedo pronunciar esa palabra como si fuese inalcanzable para quienes somos parte del Reino de Dios, pero no es así, porque fuimos revestidos del mismo poder que obró en la naturaleza humana de Cristo, estoy refiriéndome al la presencia del Espíritu Santo. Sí, dentro de cada nacido de nuevo vive el Espíritu de Cristo, el Otro Consolador, quien conoce la verdad y nos conduce a la verdad que es el Señor.
Así como en lo natural la vida de una persona desde que es engendrada hasta que muere tiene un proceso llamado nacimiento, crecimiento, desarrollo y madurez física y emocional, siendo etapas de su crecimiento, también las debe experimentar en su naturaleza espiritual. Todo creyente debe pasar por dos nacimientos, el de la carne y el del Espíritu. El primero lo identifica como un ser humano, pero el segundo lo identifica como un hijo de Dios. Pero aunque es un ser espiritual mantiene luchas en su naturaleza carnal las cuales debe rendir a Cristo para que comience un proceso llamado renovación. Allí es donde comienza una verdadera metamorfosis espiritual que lo llevará a ser de la Estatura de su Salvador.
T.A.S.C.D.
JEREMÍAS 9; SALMOS 75
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
JEREMÍAS 9; SALMOS 75
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás