“...para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,” Efesios 5:26. RV60.
El propósito del amor de Cristo por su iglesia y el hecho de morir por ellas es Santificarla. Este término parece que quisiera decir aquella que nunca va a fallar, pero en realidad la palabra santificar quiere decir separar, apartar. El amor del esposo por la esposa tiene como propósito santificar a su esposa. Es decir, mantenerla apartada para sí. Muchos hombres esperan que sus esposas cumplan con sus deberes conyugales en la intimidad, pero el trato que tienen para con ella es burdo, es grosero y prepotente. Estoy hablando con cristianos, ojo. Sin embargo, quieren intimidad y de la mejor. Eso es absurdo.
El elemento con el cual Cristo santifica su iglesia es con la Palabra ¡La vamos a botar del estadio! Si amo debo cuidar mis palabras para con mi esposa. “La vida y la muerte están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá de su fruto”. Proverbios 18:21. Cuidar lo que le decimos a la esposa es muy importante (habla Jehová qe tu siervo escucha). Nuestras palabras producen vida o muerte, con ellas podemos lograr una hermosa mujer que no tendrá problemas en sujetarse si está al lado de un hombre que la está santificando con lo que le dice. La palabra de Dios produce vida. Un hogar cristiano debe mantenerse permeado por la Palabra. Pero también, se permea por la palabra del varón, y por supuesto, también por las palabras de la mujer. El uso correcto de lo que se dice es para ambos. Varón de Dios, si en realidad quieres saber que estás sometido a tu esposa, revisa cuánto amor tienes por ella. Y esa cantidad de amor se demuestra por todo lo que le dices día a día en tu convivencia con ella. Así que tu amor es el termómetro que mide tu nivel de sumisión con tu esposa.
T.A.S.C.D.
ISAÍAS 48; SALMOS 48
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
ISAÍAS 48; SALMOS 48
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás