“...a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5:27.
El principio del Efecto espejo en las relaciones nos dice que no vemos a los demás y al mundo en general como son, sino que los vemos según como somos. Uno habla de uno y uno no puede hablar de nada que no sea de uno mismo. Todo es un auto reflejo. A este principio universal, unos lo llaman la ley de la causa y el efecto. Este tipo de efecto es lo que la Palabra nos enseña. Somos el resultado de lo que sembramos. Recogemos la cosecha de cada semilla que sembramos. Tu esposa te devolverá de toda semilla que siembres en ella, y viceversa. Decíamos en el día de ayer que el esposo debe imitar la misma conducta de Cristo, quien con la palabra santifica a Su iglesia. Ahora, Pablo dice la razón de esta santificación que imparte Cristo: para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Recordemos que la entrega en amor de Cristo por Su iglesia es para santificarla, es decir, separarla para Él. Ahora, hagamos un símil de esta imagen de Cristo amando a Su Iglesia para santificarla con la vida conyugal.
Si la conducta del esposo es santa y basada en el mandamiento del amor, el corazón de la esposa estará sujetado a ese varón siempre. La respuesta de aquella esposa será en amor, en respeto y honra para con su esposo. Habrá siempre en ella el deseo sexual, el deseo de servir y el deseo de sumisión, no por el cumplimiento de un mandato divino, sino porque con un hombre así no tiene porque ser una mujer rebelde. Se produce en el matrimonio el efecto espejo. El hombre recibe de todo lo que da.
T.A.S.C.D.
ISAÍAS 49; SALMOS 49
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
ISAÍAS 49; SALMOS 49
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás