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De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes. 1 Pedro 3:7, NVI.
El asunto de amar a la esposa y cuidarla como los varones cuidamos y amamos nuestro propio cuerpo, debe ser tomado muy en serio por quienes somos esposos. La salvación es un Don de Dios y es tanto para hombres como para mujeres, para niños, como para adolescentes, para solteros, como para casados, viudos o divorciados. Pero hay un énfasis del cual necesitamos prestar atención, y es que nuestras oraciones pueden llegar a ser estorbadas por el reino de las tinieblas al resistirse dejarlas pasar del techo por causa de un mal trato a nuestras esposas. Esto es más serio que un tiroteo dentro de un ascensor, diría un gran amigo mío.
Una de las demandas de nuestro Padre celestial, en la pluma del Apóstol Pablo, es que los esposos debemos amar a nuestras esposas, así como nos amamos a nosotros mismos. Así que, el buen trato, las palabras amorosas, los detalles continuos, la blanda respuesta, la santidad con el cual llevamos a cabo nuestras relaciones sexuales y el buen trato a nuestros hijos hacen parte de lo que el Apóstol Pedro llama “vaso frágil” con respecto a la mujer. Muchas de las oraciones que decimos que Dios no ha respondido la debemos ir a buscar en el techo de nuestra casa, porque tal vez ni siquiera pasaron de aquel lugar por causa de nuestro mal comportamiento para con ellas. Vuelvo a repetir, esto es más serio de lo que pensamos. Para Dios el amor es un valor que necesitamos demostrar con actos delicados, no lo olvidemos.
T.A.S.C.D.
ISAÍAS 60; SALMOS 60
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
ISAÍAS 60; SALMOS 60
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
