Devocionales

Prédicas

Altar Familiar

martes, 22 de junio de 2021

UNA MENTE RENOVADA NO VIVE PARA SÍ MISMA - JUNIO 22






Dios en su bondad me nombró apóstol, y por eso les pido que no se crean mejores de lo que realmente son. Romanos 12:3. TLA.


Uno de los pecados más trascendente se llama el ego, de donde procede la palabra egoísmo, que no es otra cosa diferente al “yo-ismo”. Todo se centra en mí, gira a través de mí y debe volverse a mi. El fenómeno de la religión humanista es el hombre como el centro de todo, ya lo habíamos dicho en días anteriores. Como seres humanos debemos tener cuidado de nosotros mismos; incluso, cuando Jesús resumió los diez mandamientos en dos, dijo acerca del amor del prójimo…”como a ti mismo”; es decir, ama a tu prójimo como tu ego te dice que te ames a ti mismo”. Un poco loco, o atravesado, pero se requiere algo de amor por cada uno de nosotros para de esta forma sentir que debemos amar a los demás como Cristo me lo pide, pero sin extrapolarme tanto que todo gire en torno a mi, antes que a los demás.

¿Y qué tiene que ver el amor a sí mismo con una mente totalmente transformada o renovada? El Apóstol Pablo en Filipenses describe un poco mejor este aspecto, allí nos demanda que “nada debemos hacer por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No buscando nuestro propio provecho, sino el de los demás”. 2:3 - 4. Una mente viviendo en su pasada manera de vivir y sin Cristo vive totalmente contraria a lo que Pablo nos enseña a que vivamos. Su ego está por encima de las necesidades y problemas de los demás. Por lo cual su preocupación será la autosatisfacción, sin importarle como vivan los demás. Lo contrario es tener una mente renovada, transformada. Su preocupación será vivir para servirle a los demás, así cumple a cabalidad con la ley del amor que Cristo dejó como mandato para sus discípulos. Si cambia tu manera de pensar cambiará tu manera de vivir y de preocuparte por el bienestar de los demás.




T.A.S.C.D.

Daniel 11 - 12



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás