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martes, 20 de abril de 2021

ES LA MUERTE DE CRISTO LA QUE SALVA - ABRIL 20






27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. Hebreos 9:27 - 28, RV60.


Una de las frases que más repite el autor de la carta a los Hebreos es “sombra de lo que había de venir” ¿qué significa esa declaración? Que todos los ritos de purificación y de intencionalidad del pecador para recibir el perdón anual de sus pecados era una sombra, es decir, como nada. La sombra debe producirla algo que ilumine otra parte o que haga contraste. El Antiguo Pacto nunca podía lograr la paz entre el Dios Santo y el pecador inmundo, porque era una sombra apenas de lo que verdaderamente sería la luz, que es la presencia de Cristo en la vida humana. Todos los oficios religiosos, las abluciones, las comidas, los sacrificios y holocausto apuntaban como una sombra hacía el futuro que es en Cristo, porque es con su muerte que vemos la luz de Dios en nuestras vidas.

La ley declaró que cuando alguno pecaba contra Dios debía morir inmediatamente. Así le dijo Dios a Adán, que al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, moriría. Pero su muerte no fue física sino espiritual, porque resultó con la separación de Dios y de ser expulsado junto con Eva del lugar de Su presencia. Cristo debía tomar el lugar del pecador sin ser pecador y hacerse pecado, como dice Isaías 53. Él sería aquel Cordero que pondría su vida por expiación de la culpa. Sobre Él recaería el peso del pecado nefasto y cruel de la humanidad caída y su rostro quedaría irreconocible. Su muerte debía ser cruenta porque ese era el precio que un Dios santo demanda de quien le ofende. Para obtener la vida eterna hay que morir, pero Cristo tomó nuestro lugar y se puso como mediador entre el pecador y el Dios Santo. Su muerte trae vida y nos limpia de toda maldad.




T.A.S.C.D.

Eclesiastés 1; 2 Crónicas 3



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás