23 “Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios…” Hebreos 9:23 - 24. RV60.
“Consumado es” fueron las dos palabras que Jesús le dijo a Su Padre cuando expiró en aquella cruz. El sentido de estas dos últimas palabras del Maestro eran que todo lo que el Padre había establecido desde antes de la fundación del mundo, así como su eterno plan de salvación había sido establecido por medio de Su vida puesta en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. A partir de aquel perfecto sacrifico todo lo que era figura ya no se necesitaba. Ni la ley, ni sus cultos, ni la oblaciones, ni los holocaustos de animales, ni ninguna ofrenda por el pecado que hasta ese momento se presentaba en el santuario y de manera específica en el lugar santísimo requería volverse a presentar porque se había hecho delante del Padre y del mundo la ofrenda perfecta para el perdón de pecados.
El sumo sacerdocio se necesitó para ayudar al pecador a presentarse cada año delante de Dios y por medio de la sangre de animales permitir que Dios le regalara perdón temporal por un año. Todo este sistema de culto lo realizaba el Sumo Sacerdote en el lugar santísimo donde solo él podía entrar una vez al año para ofrecer sacrificio por él mismo y por los pecados del pueblo. Aquel santuario era figura, era tipo del verdadero santuario, que como lo hemos dicho en otros días, era el mismo Cristo aceptado por Dios como el sacrificio que verdaderamente quita el pecado. En el cielo, cuando Cristo entró inauguró una nueva era, la era del Cordero perfecto que quita el pecado del mundo cuando llegamos a Él con un corazón contrito y humillado. Gloria a Dios por este Sumo Sacerdote que ahora se encuentra a la diestra del Padre.
T.A.S.C.D.
Eclesiastés 8; 2 Crónicas 10
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
Eclesiastés 8; 2 Crónicas 10
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás