Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación. Mateo 5:3. RV60.
'Llorar' es algo que sigue por necesidad de ser 'pobres en espíritu.' Es completamente inevitable. Cuando me hallo frente a Dios y a su santidad, y contemplo la vida que he de vivir, me veo a mí mismo, mi incapacidad y desesperanza totales. Descubro lo que soy espiritualmente y esto me hace llorar. Pero no basta esto. El que se ve tal como es, después de haberse examinado a sí mismo y a su vida, debe también necesariamente llorar por sus pecados, por lo que hace.
Ser un pobre en espíritu me lleva a la condición de verme como alguien con necesidad de Dios y eso me lleva a llorar. De manera que después de verme en escasez espiritual lo que sigue es sentir la necesidad del que sufre, del que está apartado de Dios o nunca lo ha recibido. El dolor, bien sea por sufrimiento personal o por sufrimiento ajeno, es parte de nuestra vida cristiana, no lo podemos evitar ni acallar. Dios consuela nuestras emociones porque Él conoce el dolor en todas sus facetas.
Leer: Jeremías 31
Lectura complementaria: Jeremías 32
Para pensar:
Lectura complementaria: Jeremías 32
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.
