Jesús se puso a llorar. Juan 11.35.
A cuantos de nosotros se nos dijo cuando estábamos en la niñez que llorar era una bobada, o en el caso de los hombres, el dicho era que “llorar era para mujeres”. Este paradigma de debilidad con el que crecimos con respecto a la respuesta emocional de dolor o sufrimiento con llanto nos ha hecho mucho daño, sobre todo a quienes crecemos en el evangelio, porque cuando estamos llorando y alguien de la iglesia quiere darnos un consejo, lo primero que nos dice es que dejemos de llorar y nos apropiemos del gozo del Señor, como si lo uno no se complementara con lo otro.
Esto ha hecho que evitemos a toda costa el sufrimiento y lo neguemos como parte de la formación de nuestro carácter cristiano. Pero ejemplo tenemos en Cristo, él cuando estuvo frente a la tumba de lázaro, lloró. También cuando vio la condición sin misericordia y perdida de su pueblo, lloró. Si el Señor pudo llorar cuánto más debemos hacerlo nosotros.
Leer: Jeremías 33
Lectura complementaria: Jeremías 34
Para pensar:
Lectura complementaria: Jeremías 34
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.
