Este suceso, ocurrido algo más de 2000 años ha marcado la historia del cristianismo y la vida cristiana en sí misma. Se le conoce como Pentecostés por asociarse con la fiesta judía que terminaba aquel mismo día donde el Espíritu Santo entró en escena y la promesa del Padre y del Hijo se hacia realidad.
Pentecostés es la fiesta de la cosecha. En ella el pueblo acudía a Jerusalén para adorar y dar gracias a Dios por lo bueno que había sido con ellos al otorgarle otro año más de cosecha y de buenos frutos. El hecho de que el derramamiento del Espíritu Santo sobre los 120 reunidos en el Aposento Alto haya ocurrido en ese último día de la fiesta y con una evidencia física de otorgarles a ese grupo el privilegio de hablar en idiomas que ellos nunca habían conocido, está relacionado con la Gran Comisión: “Ir y hacer discípulos a todas las naciones”.
Pero también era un anuncio de una nueva era para la iglesia que Cristo prometió edificar. Pentecostés nos invita a recoger la cosecha de almas que necesitan salvación y vida eterna. Y tú eres parte de esa cosecha, de manera que también debes ir a recoger lo que el Espíritu te invita a alcanzar para Dios.
Leer: Juan 5
Lectura complementaria: Juan 6
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.