La adoración es el centro de la espiritualidad cristiana. La guerra de los siglos entre el cielo y la tierra se ha originado por causa de la adoración. Satanás, quien en un principio fue un Querubín protector y el director de la adoración a Dios, sintió celos de ese privilegio que sólo le corresponde a nuestro
Creador y un día cualquiera se rebeló a Su Hacedor, porque quería recibir la adoración que Dios recibía de todas sus criaturas.
La esencia de la adoración consiste en identificar quién ocupa el espacio más importante de la vida humana, su corazón. Jesús lo expresó de otra manera, refiriéndose a las riquezas, pero la analogía estaba centrada con el primer lugar en el corazón de una persona. Expresó: “Porque donde estén
tus tesoros, allí estará tu corazón”. La prioridad de alguien será aquello que ocupe el primer lugar innegociable en todo dentro de su corazón. Allí está el tesoro más importante por el pelearemos y la esencia de aquello que adoramos.
Leer: Hechos 17
Lectura complementaria: Hechos 18
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?