¡Ya no estás aquí por ti mismo! La Biblia dice que aun cuando tu relación con Cristo es personal, Dios no quiere que sea privada. En la familia de Dios estás conectado a todos los otros creyentes y, quieras o no, perteneceremos unos a otros por toda la eternidad.
Aunque el término membresía no lo encontramos directamente en las Escrituras del Nuevo Testamento el hecho de pertenecer al Cuerpo de Cristo nos hace miembros de una familia establecida por Dios desde antes de la fundación del mundo. Así que el Nacer de Nuevo me otorga un privilegio, ser parte de la familia eterna de Dios, pero me demanda una responsabilidad: Pertenecer a esa familia de manera activa y con vínculo vital. No puedo ser Edificado por el Señor si estoy fuera de Su Cuerpo que es su iglesia local y universal. Si estás leyendo esta reflexión y aún no tienes vínculo directo con tu iglesia local es hora de pedir que te indiquen cómo llegar a ser miembro de la misma. Lo necesitas.
Leer: Deuteronomio 29
Lectura complementaria: Números 29
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?