Aun en el ambiente perfecto y sin pecado del Edén, Dios dijo, “No es Bueno que el hombre esté solo.” (Génesis 2:18a NVI). Fuimos creados para la comunidad, para la comunión y para formar una familia, y ninguno de nosotros podemos cumplir los propósitos de Dios por sí mismo. La Biblia no sabe nada de santos solitarios o ermitaños espirituales, aislados de otros creyentes y privados de la comunión.
Cuando alguien toma decisión por Jesús es un recién convertido, pero si después de esa decisión se une a una familia espiritual por medio de un vínculo de amor, comienza a llamarse un cristiano y discípulo del Señor. La Biblia dice que somos puestos juntos, unidos, edificados juntos, miembros unidos, herederos unidos, que juntos celebramos y que seremos arrebatados juntos. Ser parte de la familia de Dios es hacer todo lo que es para él Juntos. Nuestro llamado es a pertenecer no solo a creer. 1 Corintios 12:12; Efesios 2:21-22, 3:6, 4:16; Colosenses 2:19; 1 Tesalonicenses 4:17.
Lectura complementaria: Números 28
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?