Génesis 2:18 dice con toda claridad que no es bueno que el ser humano esté solo o se encuentre aislado. El diseño de Dios para el hombre fue comunitario y de compromiso mutuo. La cultura individualista e independiente de hoy ha creado muchos huérfanos espirituales “creyentes conejo” que saltan de una iglesia a otra sin identidad, responsabilidad ni compromiso.
Muchos piensan que pueden ser “Buenos cristianos” sin unirse (o asistir) a una iglesia local, pero Dios lo desaprueba fuertemente. La Iglesia es tan significativa que Jesús murió en la cruz por ella: “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella”. Efesios 5:25b. No asistimos a una iglesia local cuando queramos o sintamos necesidad, vamos a ese lugar porque pertenecemos a la familia de Dios, la cual certifica nuestro avance espiritual y mide nuestro grado de compromiso en el Reino. La familia de la Iglesia te identifica como un creyente genuino. No puedes decir que sigues a Cristo si no estás comprometido a un grupo específico de discípulos.
Leer: Deuteronomio 30
Lectura complementaria: Números 30
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?