La centralidad de nuestra oficina diaria sería incompleta si dentro de ella no se involucrara la lectura y meditación de la Palabra. El Apóstol Juan dice en su Evangelio: “En el principio era el Logos, y el Logos era con Dios; y el Logos era Dios”. Juan 1.1. La Palabra es Jesucristo mismo. Y es por medio de Ella que vamos al Padre y conocemos lo que tiene para nosotros cada día. La Palabra es la que nos lleva a la verdad del evangelio y produce libertad total y plena a quienes la abrazamos y recibimos como la fuente de transformación de nuestra existencia.
Tu oficina diaria debe estar plagada de oración, de silencio, de quietud, de centralidad para estar sin afanes, pero debe contener por encima de todo lo anterior, Su Palabra. Sin este elemento hemos estado practicando un misticismo espiritual, pero nuestra vida no recibe el mensaje que transforma. Esa es la esencia de una Oficina diaria con Él.
Leer: Éxodo 22
Lectura complementaria: Éxodo 23
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?