El buen nombre, el reconocimiento de que lo que dices es lo que haces es el último de los códigos que queremos estudiar, aunque no están todos. Ser reconocido por todo el mundo en algo es fama. Pero lo que importa es tener un buen nombre. El reconocimiento que tengamos debe estar centrado en los valores en que nos sostenemos y por los cuales creemos y defendemos.
Puedes preguntarte en éste momento ¿tengo buen nombre delante de mi Dios? ¿tengo buena reputación en la empresa donde trabajo o la que me pertenece? ¿tengo buen nombre con mis proveedores, con los bancos, con los empleados? ¿me reconocen como una persona coherente e íntegra? ¿puedo dejar mi celular disponible para mi cónyuge o mis hijos? ¿puedo levantar mi cabeza en alto porque no he retenido el dinero de nadie? ¿cumplo mis compromisos? Responder éstas preguntas puede darte una radiografía de cómo está tu buen nombre.
Leer: Deuteronomio 19
Lectura complementaria: Números 19
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?