MI ALTAR FAMILIAR
Día 23. Semana 23/40.
Recuerden, el fuego del Altar se mantendrá encendido; nunca debe apagarse”. Levítico 6:13. NTV
TEMA: EXPULSADOS DEL EDÉN.
22 Luego el Señor Dios dijo: «Miren, los seres humanos se han vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal. ¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen? ¡Entonces vivirán para siempre!». 23 Así que el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado.» Génesis 3:22 – 23. NTV.
**Prepare un compartir en familia (Desayuno, almuerzo o cena)
**Recuerde que este es un tiempo para exaltar el nombre de Dios y reconocerlo como el Dios de su familia.
**Disfruten de la reunión sin prisa y sin pausa y permita que el Espíritu Santo haga la obra en cada uno.
**Lea primero la meditación de esta palabra y busque estrategias didácticas que le ayuden para compartir este mensaje.
OREMOS:
Señor Jesús, de nuestros corazones y labios solo salen palabras de gratitud por todo este tiempo de aprendizaje que estamos teniendo por medio de tu Palabra; te pedimos que nos sigas ayudando a crecer más en Ella. Amén.
MEDITEMOS LA PALABRA EN FAMILIA:
El Señor no solo emitió una sanción disciplinaria a nuestros padres Adán y Eva, también los cubrió con pieles de animales para que no se sintieran desnudos y en vergüenza. Pero había un asunto que resolver: ellos no podían quedarse en el Edén, porque corrían el riesgo de comer del árbol de la vida y quedar en situación de condenados eternamente, y así ya no habría ninguna posibilidad de salvación. Debían ser expulsados del lugar que un día Dios preparó para ellos.
Al leer este texto se puede llegar a tener una imagen distorsionada de Dios como Padre. Llegaríamos a pensar que no tuvo misericordia de Adán y Eva, y que al expulsarlo del lugar de su seguridad los enviaba a padecer y sufrir. En realidad, la disciplina de Dios consistió en que, si ellos comían del fruto de aquel árbol prohibido deberían morir, pero no murieron físicamente, ocurrió espiritualmente. La muerte espiritual consiste en ser separados de la gloria de Dios como dice Romanos 3:23. “Por cuanto todos pecaron, fueron separados de la gloria de Dios”. La gloria de Dios era Su presencia. Adán quedó con una tarea: cultivar la tierra. Ser el administrador de todo lo creado y así seguiría a las generaciones que nacieran de sus lomos. Dios siempre tiene cuidado de sus hijos, a pesar de que los tenga que disciplinar.
Dios puso dos querubines que custodiaran con espada en sus manos el árbol de la vida que estaba en el centro del Edén, evitando que Adán y Eva, junto con sus generaciones, quedaran condenados eternamente. Fue a través de Su Hijo Jesús que pudimos tener acceso a aquel lugar. Él en la cruz puso su vida en propiciación por nuestros pecados, de esta manera podríamos volver al Edén de donde salimos. ¡Gloria a Dios!
¿Cuál es el aprendizaje de hoy?
Toda ofensa contra Dios atenta Su santidad. Esto es porque Dios es Santo, verdadero y apartado de todo mal. De modo que, quien ofende la santidad de Dios debe morir como dice Génesis 2:17. Esta fue la razón por la que Adán y Eva después de pecar contra Dios tuvieron que ser disciplinados y luego expulsados del Edén.
Romanos 3:23 dice que “por cuanto todos pecaron, fueron destituidos de a gloria de Dios”. En Adán toda la humanidad pecó, por eso todos en Adán fuimos destituidos de Su presencia. Esto requirió que Dios salvaguardara el segundo árbol que estaba en el centro del Edén, el de la vida. De no haberlo hecho hubiésemos quedado en condenación eterna.
La buena noticia es que Dios envió a Su Hijo en forma de hombre, para redimirnos de la condición de maldecidos por el pecado y otorgarnos la condición de bendecidos. Por la sangre de Jesús fuimos salvados y ahora tenemos acceso al Edén de donde fuimos expulsados. Ese lugar ya no es terrenal, ahora es espiritual.
PARTICIPACIÓN EN FAMILIA:
Hagan la oración de arrepentimiento con toda la familia. Pídanle a Jesús que los salve y les otorgue Su perdón. Háganlo con sinceridad de corazón y recíbalo como Su Señor y Salvador.
CIERRE DE ESTE TIEMPO EN FAMILIA:
Cierre leyendo Números 6:24 – 26.
Día 23. Semana 23/40.
Recuerden, el fuego del Altar se mantendrá encendido; nunca debe apagarse”. Levítico 6:13. NTV
TEMA: EXPULSADOS DEL EDÉN.
22 Luego el Señor Dios dijo: «Miren, los seres humanos se han vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal. ¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen? ¡Entonces vivirán para siempre!». 23 Así que el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado.» Génesis 3:22 – 23. NTV.
**Prepare un compartir en familia (Desayuno, almuerzo o cena)
**Recuerde que este es un tiempo para exaltar el nombre de Dios y reconocerlo como el Dios de su familia.
**Disfruten de la reunión sin prisa y sin pausa y permita que el Espíritu Santo haga la obra en cada uno.
**Lea primero la meditación de esta palabra y busque estrategias didácticas que le ayuden para compartir este mensaje.
OREMOS:
Señor Jesús, de nuestros corazones y labios solo salen palabras de gratitud por todo este tiempo de aprendizaje que estamos teniendo por medio de tu Palabra; te pedimos que nos sigas ayudando a crecer más en Ella. Amén.
MEDITEMOS LA PALABRA EN FAMILIA:
El Señor no solo emitió una sanción disciplinaria a nuestros padres Adán y Eva, también los cubrió con pieles de animales para que no se sintieran desnudos y en vergüenza. Pero había un asunto que resolver: ellos no podían quedarse en el Edén, porque corrían el riesgo de comer del árbol de la vida y quedar en situación de condenados eternamente, y así ya no habría ninguna posibilidad de salvación. Debían ser expulsados del lugar que un día Dios preparó para ellos.
Al leer este texto se puede llegar a tener una imagen distorsionada de Dios como Padre. Llegaríamos a pensar que no tuvo misericordia de Adán y Eva, y que al expulsarlo del lugar de su seguridad los enviaba a padecer y sufrir. En realidad, la disciplina de Dios consistió en que, si ellos comían del fruto de aquel árbol prohibido deberían morir, pero no murieron físicamente, ocurrió espiritualmente. La muerte espiritual consiste en ser separados de la gloria de Dios como dice Romanos 3:23. “Por cuanto todos pecaron, fueron separados de la gloria de Dios”. La gloria de Dios era Su presencia. Adán quedó con una tarea: cultivar la tierra. Ser el administrador de todo lo creado y así seguiría a las generaciones que nacieran de sus lomos. Dios siempre tiene cuidado de sus hijos, a pesar de que los tenga que disciplinar.
Dios puso dos querubines que custodiaran con espada en sus manos el árbol de la vida que estaba en el centro del Edén, evitando que Adán y Eva, junto con sus generaciones, quedaran condenados eternamente. Fue a través de Su Hijo Jesús que pudimos tener acceso a aquel lugar. Él en la cruz puso su vida en propiciación por nuestros pecados, de esta manera podríamos volver al Edén de donde salimos. ¡Gloria a Dios!
¿Cuál es el aprendizaje de hoy?
Toda ofensa contra Dios atenta Su santidad. Esto es porque Dios es Santo, verdadero y apartado de todo mal. De modo que, quien ofende la santidad de Dios debe morir como dice Génesis 2:17. Esta fue la razón por la que Adán y Eva después de pecar contra Dios tuvieron que ser disciplinados y luego expulsados del Edén.
Romanos 3:23 dice que “por cuanto todos pecaron, fueron destituidos de a gloria de Dios”. En Adán toda la humanidad pecó, por eso todos en Adán fuimos destituidos de Su presencia. Esto requirió que Dios salvaguardara el segundo árbol que estaba en el centro del Edén, el de la vida. De no haberlo hecho hubiésemos quedado en condenación eterna.
La buena noticia es que Dios envió a Su Hijo en forma de hombre, para redimirnos de la condición de maldecidos por el pecado y otorgarnos la condición de bendecidos. Por la sangre de Jesús fuimos salvados y ahora tenemos acceso al Edén de donde fuimos expulsados. Ese lugar ya no es terrenal, ahora es espiritual.
PARTICIPACIÓN EN FAMILIA:
Hagan la oración de arrepentimiento con toda la familia. Pídanle a Jesús que los salve y les otorgue Su perdón. Háganlo con sinceridad de corazón y recíbalo como Su Señor y Salvador.
CIERRE DE ESTE TIEMPO EN FAMILIA:
Cierre leyendo Números 6:24 – 26.