PRIMERO LO DE DIOS, LUEGO LO TUYO - NOVIEMBRE 28

2 — Así ha dicho el Señor del universo: Este pueblo afirma que aún no ha llegado el momento adecuado para reconstruir el Templo del Señor. Hageo 1:2, La Palabra.

En mi tierra hay un dicho que dice: “uno es primero que dos.” Haciendo alusión a que el orden de las prioridades deben establecerse en nuestra vida para que todo salga conforme a lo planificado. Amar a Dios es antes que la obediencia, que la honra, que el sometimiento a Su Palabra. Cuando leemos el libro del profeta Hageo, que son dos capítulos, nos damos cuenta de algo crucial, el remante que regresó de Babilonia por orden del rey Ciro no había establecidos el orden de sus prioridades con respecto a qué debía construirse primero, si el Templo o sus propias casas, entre otras, muy lujosas. El pueblo escogió lo segundo y por esa razón cayó sobre ellos una ruina espantosa que hasta las cosechas se las arrebataban antes de recogerlas.

Jesús nos enseña a honrar a Dios través de los evangelistas cuando dice: “mejor te es no conocerme que haberme conocido y apartarte”. Ignorar el orden correcto de nuestras prioridades causa problemas muy profundos en nuestra existencia. Cuando el remante que regresó de Babilonia a la destruida Jerusalén abandonó su primera misión de reconstruir el templo, porque había resistencia de los adversarios de otras naciones establecidos allí, comenzaron a vivir toda clase de adversidades que los sumió en la más absoluta miseria económica. En esos momentos Dios levantó un profeta, Hageo, para advertirles que tendrían que poner sus prioridades en orden si querían ver Su gloria. El aprendizaje es este: mientras no pongamos en orden las prioridades correctas reconociendo a Dios como primero en todo vamos a vivir vidas muy difíciles y adversidades que solamente se superan haciendo a Dios el primero en todas las esferas de nuestro ser. La decisión es tuya y la respuesta de Dios está basada en como aplicas este principio de prioridad en todo.

T.A.S.C.D.

EZEQUIEL 7; SALMOS 130



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás