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lunes, 25 de octubre de 2021

UN DISCÍPULO TIENE SU PROPÓSITO DEFINIDO - OCTUBRE 25






Es en Cristo que descubrimos quienes somos, y para que vivimos. Mucho antes de oír hablar por primera vez de Cristo y abrigamos nuestras esperanzas, Él había puesto sus ojos sobre nosotros, nos había diseñado para una vida gloriosa, parte del propósito general que está trabajando en todo y en todos. Efesios 1:11 - 12.


“La única forma de conocer tu propósito es conocer a Dios. Apóyate en Él y Él te equipará para cumplir la misma tarea que Él te ha llamado a completar”. Esta declaración la obtuve de una página de enseñanzas y predicaciones cristianas y me llamó la atención. Efesios 1:11 - 14 es una declaración del propósito de Dios al escogernos en Cristo. El Apóstol Pablo dice allí que fuimos escogidos en Cristo desde antes de la fundación del mundo, lo que indica que ni siquiera nuestros padres sabían que se conocerían y nos concebirían y ya estábamos en los planes eternos de nuestro Padre celestial. Fuimos escogidos para gozar de las riquezas de Cristo en su salvación y redención.

Por lo tanto, tenemos una herencia que es llegar a nuestra tierra prometida que es Cristo. Esta herencia la obtenemos cuando buscamos que el plan de Dios al escogernos se cumpla: conocerlo y vivir para Él. Para lograr que este propósito llegue fielmente a nuestros corazones nos ha entregados unas arras: la presencia en cada una de nuestras vidas del Espíritu Santo. Él es el fiador de Dios Padre, porque nos garantiza que al estar morando dentro de cada discípulo de Cristo el propósito de Dios no se desvíe ni se pierda su forma. Nacimos de nuevo para alcanzar la eternidad con Dios, pero previamente en esta tierra debemos parecernos cada día más Aquel que nos llamó y nos santificó para la alabanza de la gloria de Dios. Adorar, vivir en comunión, servir, compartir la fe y ser enviado a otros son tareas que cumplimos en esta tierra para mostrarle al mundo que Cristo es aquel Mesías esperado por muchos, pero que ya llegó y vive en medio nuestro y a través de la vida de los que ye hemos creído en Él.




T.A.S.C.D.

JEREMÍAS 30; SALMOS 96



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás