CONOCER LA VERDAD - OCTUBRE 31

31 Jesús le dijo a la gente que creyó en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8:31 - 32, NTV.

La esencia de la enseñanza de este mes se encuentra en este par de versículos de Juan 8. Alcanzar la madurez espiritual no es un asunto de más cursos, más estudios profundos de la Biblia, más oración o ayunos, o más predicaciones. Todo eso es necesario y se requiere para ir levantando una iglesia que madure y se transforme a la imagen de Cristo, cuyo propósito tuvo el Padre desde antes de la creación de este mundo.

La vida piadosa no se logra de la noche a la mañana, tampoco se obtiene por medios religiosos o hábitos espirituales. Ella es el producto de conocer la verdad que libera nuestro corazón de las mentiras del pecado y de la vida mundana que traíamos antes de conocer al autor de la vida. Cuando Cristo llegó a nosotros por medio del mensaje del evangelio que alguien nos predicó tenía en mente reconciliarnos con Su Padre celestial, de quien nos encontrábamos separados desde el Edén. Su propósito consistía en hacernos volver por medio del amor y de la gracia divina al seno de Dios, al Edén de donde fuimos expulsados por haber pecado contra la santidad del Señor. Por eso nos invitó al arrepentimiento para poder entrar nuevamente a ese Reino de donde habíamos sido expulsados. Él se mostró como el Gran Yo Soy de Dios. Se dio a conocer como la Verdad, no como una verdad, que hace libre a todo aquel que se acerca a Él y lo conoce verdaderamente. Por eso su invitación es: “serán mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y ésta los hará libres”. Hay dos estandartes de un cristianismo maduro: Ser fieles a las enseñanzas de Dios y conocer la verdad, es decir, conocerlo a Él por medio de la Escritura”. Espero que lo hayas entendido durante todos los días de este mes, y poderte observar como un creyente de pantalones largos.

T.A.S.C.D.

JEREMÍAS 36; SALMOS 102



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás