Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre...Juan 14:16, RV60.
La razón más importante por la cual el Señor nos dejó un Ayudador (Parakleto en griego) consistió en que Él no había venido para quedarse físicamente en esta tierra y vivir aquí eternamente. Su presencia era temporal y hasta que cumpliera la comisión y el plan eterno de salvación que se había propuesto la trinidad desde antes de la fundación del mundo. El Hijo de Dios vino para dar su vida en rescate por el perdido, y en especial por los perdidos de Su pueblo Israel, la nación escogida de Dios.
Entonces, en plena celebración de la última pascua que celebró con sus discípulos, comenzó a prepararlos para su muerte y resurrección, pero también necesitaba instruirlos para que la obra que había comenzado en ellos durante tres años y medio de preparación ministerial no se perdiera cuando su cuerpo terminara en una cruz y ellos por temor se dispersaran por muchos lugares, huyendo de la persecución que les vendría por causa de su fe en el Hijo de Dios. La presencia de Su Señor y Maestro les infundía mucha seguridad y la certeza de que pronto establecería un reino. Sin embargo, el que su líder muriera no estaba tan pronto en sus planes y proyectos. De manera que, era necesario darles ánimo, fortalecer su fe y mostrarles el camino que seguirían después de su partida y ascenso al cielo de donde había venido. Esta es la razón por las que les dice voy a dejarles un ayudador, “Otro Consolador”, uno de mi misma esencia, con mi autoridad, con mis poderes, e igual en Deidad. Es el Espíritu Santo. Él los conducirá a toda verdad y les enseñará la verdad, porque también Él es la verdad. El Espíritu Santo es un regalo del Padre y del Hijo para quienes somos sus discípulos. Es el primer Don (charis) que recibimos después de la salvación, recíbelo y establece la más sencilla relación que puedas con Él para que disfrutes de un cristianismo pleno, poderoso y lleno de Su gracia.
T.A.S.C.D.
Oseas 5 - 6
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
Oseas 5 - 6
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás