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miércoles, 28 de julio de 2021

ES AUTÓNOMIA DEL ESPÍRITU - JULIO 28






Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 1 Corintios 12:11, RV60.


La pregunta que nos surge a cada creyente cuando escuchamos hablar sobre los Dones del Espíritu Santo es: ¿Cómo sé que tengo uno o dos o varios Dones del Espíritu? Siempre inquietará el resolver la incertidumbre de saber o identificar si el Espíritu quiere o no usarnos en alguna área específica donde Él necesita mostrar a Cristo o glorificar Su nombre. Pero considero que la pregunta está equivocada o no sería la apropiada, porque cada persona que llega a Jesús y lo recibe como su Señor y Salvador tiene la promesa de recibir el Espíritu Santo como su Ayudador, su “Otro Consolador”, quien le guiará por todo su trasegar en la vida con Cristo. Entonces, cuál sería la pregunta adecuada, pensaría por lo que nos muestra la Escritura que tendríamos que preguntarnos: ¿Cómo dejarme usar por el Espíritu Santo con el Don o los Dones que quiere repartir en el momento que lo decide? Hacernos esta pregunta permitirá descansar en aquello que Dios quiere hacer a través de nuestra vida y no en aquello que nos gustaría que hiciera por medio nuestro.

Si el Apóstol Pablo dice que el Espíritu Santo reparte como Él quiere, no hay duda que es autónomo para decidir a quién usar y sobre quién derramar uno o más dones para cumplir un propósito específico en medio de la iglesia del Señor. Él es el administrador celestial de los Dones o regalos de Dios, le pertenecen y los reparte según su criterio, cómo lo hace, nadie lo entiende, es Su potestad, a nosotros los creyentes solo nos queda esperar que sea Él quien decida cómo, cuándo y para qué nos entrega dichos regalos. Cuando entendemos esto descansamos tranquilamente en el poder y criterio del Espíritu para repartir esas habilidades espirituales para la edificación de la iglesia de Cristo y nos sentiremos siendo instrumentos en las manos de Dios.




T.A.S.C.D.

Isaías 7/Salmos 7



Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:

¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?

¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?

¿Qué pecado te muestra que debes confesar?

¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?

¿Qué mandato o precepto debes obedecer?

¿Qué promesa debes reclamar y por qué?

¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?

¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?

¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?

Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás