
Dios dice en Génesis: “No es bueno que el hombre esté solo”. Bien, esa es la gran verdad del verdadero evangelio. Necesitamos entender que en este mundo no podemos caminar solos, sin compañía y menos sin que alguien nos ayude en aquellas cosas donde nuestras habilidades, talentos y
Dones nos hacen parte de nuestra esencia y personalidad.
Jesús no caminó solo ni hizo su ministerio sin la ayuda de alguien más. Él fue bautizado en agua y también en el Espíritu Santo en las mismas aguas del Jordán. Él tuvo que recibir de la ayuda del Espíritu Santo.
El Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia” y luego lo respaldó ungiéndolo con Espíritu Santo.
La vida cristiana requiere de la ayuda del Consolador. Del Ayudador. Del Espíritu Santo, cuya presencia debe ser real en un creyente si quiere vivir, crecer, madurar, obedecer y cumplir con las demandas que el evangelio requiere. En fin, necesitamos del mejor abogado del Mundo. El Espíritu Santo.
No lo dudes.
Leer: 3 Juan
Lectura complementaria: Santiago 1
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.