La diferencia entre un cristiano nominal y un discípulo lo hace la madurez espiritual del segundo. La meta del discipulado es la transformación del creyente con el fin de ser instruidos por el Maestro mismo a través de las personas y herramientas que tiene para edificar sobre esa vida.
Ninguno de los que hacemos parte de la Iglesia local somos productos terminados, siempre requerimos ser discipulado por alguien mayor en el conocimiento del Señor y que con su madurez nos muestra el camino para alcanzar la estatura de Cristo. Sin embargo, y al mismo tiempo, todo
aprendiz tiene la responsabilidad de edificar sobre la vida de otros hermano menor que esté empezando su vida cristiana, para alcanzar el mismo fin: Madurez espiritual en su vida para ponerla al servicio de la obra del Señor. El discipulado como tal es un círculo de alumno y maestros.
Leer: Efesios 5
Lectura complementaria: Efesios 6
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?