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miércoles, 15 de agosto de 2018

Un pueblo propio

“...quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14.

Otra de las metáforas que se usa para referirse a la iglesia es la de “un pueblo”, llamado también el pueblo de Dios. Desde el AT encontramos que Dios separó para Sí mismo a Israel como la nación de su escogencia. Un pueblo apartado de las demás naciones, cuyo origen es especial, porque se hace a través del llamado que se le hizo a un hombre, Abram, y de sus lomos nacería un pueblo exclusivo, dedicado para Dios y quien sería el portador de las buenas nuevas a todas las naciones de la tierra.

Así como Dios apartó a Israel como su pueblo, con la venida de Cristo la nueva Israel sería espiritual. Nacería no de los escogidos por Dios sino de habitantes de todas las razas, todos los pueblos y todas las naciones que al predicársele de Jesús verían en Él al verdadero y único Salvador de sus almas. Este pueblo ahora es llamado la Iglesia de Cristo, quien la compró a precio de sangre y con fines muy especiales: Multiplicarse en muchos discípulos que hagan más discípulos, que quieran hacerse integrante del Reino de Dios. ¡Aleluyaaaa!!!!

Leer: Deuteronomio 33
Lectura complementaria: Números 33

Para pensar:
  • ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
  • ¿Qué dice de mi como creyente?
  • Pecado a confesar o evitar
  • Actitud a mantener, cambiar o mejorar
  • Mandato a obedecer
  • Promesa para reclamar
  • Ejemplo digno de imitar o evitar
  • ¿Qué me dice Dios?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí