Devocionales

Prédicas

Altar Familiar

miércoles, 31 de julio de 2024

Mi Altar Familiar 20





MI ALTAR FAMILIAR
Día 20. Semana 20/40.
Recuerden, el fuego del Altar se mantendrá encendido; nunca debe apagarse”. Levítico 6:13. NTV
TEMA: ¡YO NO TENGO LA CULPA!
12El hombre contestó: —La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí. 13Entonces el Señor Dios le preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente me engañó—contestó ella—. Por eso comí. Génesis 3:12 - 13. NTV.





**Prepare un compartir en familia (Desayuno, almuerzo o cena)
**Recuerde que este es un tiempo para exaltar el nombre de Dios y reconocerlo como el Dios de su familia.
**Disfruten de la reunión sin prisa y sin pausa y permita que el Espíritu Santo haga la obra en cada uno.
**Lea primero la meditación de esta palabra y busque estrategias didácticas que le ayuden para compartir este mensaje.

OREMOS:

Señor Jesús, cada semana nos alimentamos de tu Palabra en este hogar, por lo cual estamos muy agradecidos y felices de reunirnos en familia para adorarte. Que tu bendición se exprese en cada una de estas reuniones y enséñanos a obedecer tus mandatos y principios eternos. En tu nombre lo pedimos, amén.

MEDITEMOS LA PALABRA EN FAMILIA:

Uno de los grandes desafíos que tenemos como seres humanos, nacidos de nuevo y que hemos sido posicionados en el Reino de nuestro Padre, es asumir la responsabilidad por nuestras decisiones, sean estas correctas o equivocadas. La palabra excusa está compuesta de dos palabras “ex” que significa afuera; y “cusa”, cuyo significado es causa, de donde viene también la palabra culpa. En una sola palabra, excusa es encontrar una causa externa a una decisión incorrecta o equivocada que alguien haya tomado. Es no asumir la responsabilidad de mis actos.

Adán y Eva no solo sintieron miedo cuando escucharon la voz de Dios paseándose en el Edén, también fueron hábiles para responder a la pregunta de Dios: ¿quién te dijo que estabas desnudo?, ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras? Ambos se escudaron en la actitud pecadora del otro, no asumieron su propia responsabilidad frente a la acción incorrecta y pecadora que determinaron ejecutar al escuchar la propuesta de la serpiente, tipo de satanás.

Considero que necesitamos asumir nuestras responsabilidades frente a las decisiones que tomemos, no solo cuando le fallamos a Dios, también cuando le fallamos a papá, a mamá, a uno de nuestros hermanos en la carne o a otra persona fuera de esta casa. Culpar a otro de mis decisiones equivocadas o incorrectas o pecaminosas es igualmente ofensivo a la santidad de Dios. Dios es santo y nosotros también debemos serlo.

¿Cuál es el aprendizaje de hoy?
Amar la verdad, aunque esta no sea la mejor salida a una situación embarazosa es lo mejor que podemos hacer cuando nos hemos equivocado en obedecer un mandato de Dios o una instrucción de un superior, como papá, mamá o cualquier autoridad a la que tenemos que responder.

En la carta a los Hebreos la Palabra dice: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera de la fe” (12:2). Enfrentarnos a la disciplina de Dios o de nuestros padres terrenales o a la de una autoridad no es fácil asumir, pero es lo correcto y estaremos agradando a Dios, a quien amamos y nunca lo haremos mentiroso con nuestras excusas a la hora de enfrentar una confrontación. Él es santo y nos demanda que seamos santos como Dios lo es.

PARTICIPACIÓN EN FAMILIA:

¿Puedes recordar y compartir una experiencia donde hayas usado la excusa para quedar bien delante de una autoridad o de tus padres, porque no quisiste asumir tu responsabilidad?

CIERRE DE ESTE TIEMPO EN FAMILIA:

• Ore por su familia y por aquello en lo cual ellos están confesando como pecado y llévelos al arrepentimiento delante de Dios y bendígalos.
• Si nunca han recibido a Jesús como Señor y Salvador este es un buen momento para hacerlo.
• Minístrelos imponiendo manos sobre cada uno de sus hijos o esposa/o. Pídale a Dios que los perdone y extienda Su manto de amor sobre sus vidas. Cierre leyendo Números 6:24 – 26.