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Altar Familiar

lunes, 1 de julio de 2024

Mi Altar Familiar 18





MI ALTAR FAMILIAR
Día 18. Semana 18/40.
Recuerden, el fuego del Altar se mantendrá encendido; nunca debe apagarse”. Levítico 6:13. NTV
TEMA: ¡ESTOY DESNUDO!
TEXTO: : « 8 Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre y su esposa oyeron al Señor Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del Señor Dios entre los árboles. 9 Entonces el Señor Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás? 10 El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. Génesis 3:8 – 10. NTV





**Prepare un compartir en familia (Desayuno, almuerzo o cena)
**Este es un tiempo de exaltar el nombre de Dios y reconocerlo como el Dios de su familia.
**Disfruten de la reunión sin prisa y sin pausa, y permita que el Espíritu Santo haga la obra en cada uno.
**Lea primero la meditación de esta palabra y busque estrategias didácticas que le ayuden para compartir este mensaje.

OREMOS:

Padre celestial tu Palabra es vida y es verdad, por eso hoy dispongo mi corazón para recibirla, meditarla y ponerla por obra. Amén.

MEDITEMOS EN FAMILIA:

¡Estoy desnudo Dios! Fue la primera respuesta que Adán le dio a Dios. Nunca se había visto en esta condición porque vivía bajo la cobertura de un pacto de inocencia, la que Dios le había regalado cuando lo creó a Su imagen y semejanza. Adán y Eva no necesitaban ropa porque tenían plenitud de santidad en sus vidas. Mientras vivieron en obediencia a Dios no necesitaban cubrir sus cuerpos con algún objeto, al cual hoy llamamos vestidos, porque la gloria misma de Dios era su vestidura. Tampoco tenían conocimiento del bien o del mal, porque ellos vivían bajo la cobertura de la Palabra de Dios y al obedecerla no había pecado en sus vidas, por lo cual estaban revestido de total y absoluta santidad, la de Dios mismo.

¿Recuerdan que la serpiente le dijo a Eva que, si ella comía del fruto de aquel árbol que Dios le había prohibido, ellos conocerían el bien y el mal y serían como Dios? Lo primero sí sucedió. Cuando Eva comió de aquel fruto y lo compartió con su esposo, el cual comió también con ella, sus ojos le fueron abiertos. El manto de inocencia que los cubría se rompió o se desgarró e inmediatamente comenzaron a conocer el bien y el mal. El resultado de aquella acción de desobediencia fue que sus ojos vieron lo bueno y lo malo, pero no fueron como Dios ni llegaron a ser algún tipo de ”dios” como satanás les prometió. El miedo, la vergüenza y la desnudes de sus cuerpos fue lo que experimentaron y ya no sabían como encontrarse con Dios en el Edén, porque se sentían sucios delante de Él. Habían pecado y estaban separados de la gloria de Dios, como dice Romanos 3:23.

El pecado es errar al blanco, que es lo mismo que desobediencia, es fallar a algo que me han confiado. Adán y Eva erraron al blanco, no creyeron a lo que Dios les dijo: “el día que de él comerías ciertamente moriréis”. En efecto la muerte no era física sino espiritual, porque cuando estamos bajo la cobertura del pecado estamos separados de Dios y eso es muerte espiritual. Dios tuvo que separar a Adán y Eva de su gloria y expulsarlo del Edén. Él no soporta el pecado y debe castigarlo. La buena noticia es que Cristo vino para restablecer esa relación rota y permitir que nosotros podamos volver al Edén de donde fuimos expulsados. Gloria a Dios.

¿Cuál es el aprendizaje de hoy?
¿Recuerda que el texto bíblico dice que el Señor se estaba paseando por el Huerto? Muy seguramente era un hábito diario del Señor el salir a conversar con sus hijos Adán y Eva. Sin embargo, el mismo día en que ellos pecaron tuvieron tres sentimientos que no conocían: el miedo, vergüenza y desnudez.

Miedo, vergüenza y desnudez es consecuencia de una vida llena de pecado. Jesús dijo: “porque separados de mí nada podéis hacer”. Satanás se ha especializado en hacer permanecer estos tres estados en el ser humano, pero la única manera de romper con ellos es entregando nuestro corazón a Jesús. Recuerda que Cristo vino para salvar lo que se había perdido y necesitamos reconocer que tenemos un Salvador que rompe toda estructura de maldad de Satanás, pero debemos abrir nuestro corazón a Jesús y entregarnos a Él y solo a Él.

PARTICIPACIÓN EN FAMILIA:

¿En algún momento de tu vida te has sentido con miedo, vergüenza y desnudo espiritualmente al punto de esconderte de Dios?

CIERRE DE ESTE TIEMPO EN FAMILIA:

• Conduzca a su familia a los pies de Cristo, presentándolos en oración y pidiéndoles que se arrepientan de sus pecados y confíen su vida a Jesús.
• Si nunca han recibido a Jesús como Señor y Salvador este es un buen momento para hacerlo.
• Luego ore por el pecador arrepentido y salvado y dele gracias a Dios por su vida.