Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Hebreos 11:1, NVI.
Para que un creyente no abandone su confianza en Jesucristo y se mantenga firme creyendo en sus promesas deben ocurrir dos cosas simultáneamente: La primera, que su fe esté puesta en el Hijo de Dios, en cuanto a que Él es su Salvador, Su Redentor y confía plenamente que es salvo por ese sacrificio perfecto que hizo el Hijo de Dios en la cruz del calvario. La segunda cosa que debe ocurrir simultáneamente, es que el convertido se mantenga fiel a Dios por medio de su fe en Cristo. Esa es la razón por la cual el escritor de la carta a los Hebreos dice que el justo por su fe vivirá. Si cambia la palabra justo por el redimido, por Cristo, por su fe vivirá lo puede entender mejor. Porque vivir por fe no se trata de metas y confianza en que las puedo lograr, sino se trata que la verdadera vida que nos espera es la que Cristo nos ofreció en aquel madero cuando puso su vida en propiciación por nuestros pecados.
Cristo con un solo sacrificio hizo perfecto a todo aquel que se acerca a Dios buscando ser liberado de la carga del pecado y de la condenación eterna. Su obra perfecta en el Gólgota garantiza que las promesas del Padre se cumplirán en nuestra vida. Que seremos arrebatos al cielo porque somos santos en Cristo, que viviremos con Él toda la eternidad y que cenaremos con él y juzgaremos al Israel incrédulo que no lo recibió cuando vino por primera vez. Qué esperaban los judíos convertidos al Señor: Redención definitiva; bueno, Cristo la otorga. Qué otra cosa esperaban: Que Dios cumpla sus promesas de liberación; bueno, en Cristo somos liberados. Aunque ahora no vemos a Cristo, la promesa es que Él volverá y se sentará sempiternamente en el trono de David y regirá con autoridad de Rey y Señor. Eso ocurrirá porque la Palabra lo dice y Dios no es mentiroso. Por eso, los justos vivimos por fe y no por vista. Y para todas las cosas de la vida y de lo eterno tu fe en Cristo hace que lo que no se ve pueda verse.
T.A.S.C.D.
2 Crónicas 27, Job 12:1 - 14:22
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás
2 Crónicas 27, Job 12:1 - 14:22
Toma un cuaderno y responde las siguientes preguntas inductivas:
¿Quién es Dios en el pasaje que escogiste?
¿Qué te enseña acerca de Él o de ti?
¿Qué pecado te muestra que debes confesar?
¿Qué actitud te muestra que debes corregir o mantener?
¿Qué mandato o precepto debes obedecer?
¿Qué promesa debes reclamar y por qué?
¿Qué ejemplo debes seguir, o por el contrario, debes evitar?
¿Qué te dijo Dios. Cómo escuchaste Su voz en este pasaje?
¿Cómo responderás a Dios por lo que te habló hoy?
Recuerda leer el capítulo y escoger la porción de la Escritura en donde meditarás