Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6. RVC.
El secreto de orar no está en las palabras que expresamos delante de Dios sino en la convicción de que somos hijos, y gracias a esa condición recibida por medio de la adopción en Cristo tenemos acceso a su trono y eso lo cambia todo al momento de orar.
El otro secreto de orar se encuentra en buscar ese lugar secreto donde nos escondemos para dejarnos encontrar por el Padre. Él desea y anhela fervientemente escucharnos y proveernos absolutamente de todo. Jesús enseña que le pidamos al Padre todo lo que necesitemos que Él nos lo dará. Eso es claro en la Biblia y debe ser igual de claro en nuestro corazón. Los gritos y los gemidos no convencen a Dios como un corazón que sabe quién es su Padre y que se ve siempre como un hijo que espera algo de Su Padre. No trates de convencer a Dios con elocuencias de palabras, hazlo por medio de tu identidad: soy tu hijo. A Él le agrada que oremos así: Padre nuestro.
Leer: Ezequiel 25
Lectura complementaria: Ezequiel 26
Para pensar:
Lectura complementaria: Ezequiel 26
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.