Un anciano no debe ser un nuevo creyente porque podría volverse orgulloso, y el diablo lo haría caer. 1 Timoteo 3:6. NTV.
Voy a comenzar esta reflexión diciéndole, que una cosa es cómo nuevo creyente cumplir con la Gran Comisión y vivir el Gran Mandamiento porque es una demanda natural para cualquier nacido de nuevo; pero otra muy distinta es colocar a dirigir una obra, un ministerio o un Departamento cualesquiera en la iglesia local a una persona recién nacida en el evangelio.
Pablo hace una aclaración muy importante en torno a quién debe dirigir una iglesia local o ministerio: “que no sea un neófito”, alguien recién empezando el evangelio, porque esa persona apenas está comenzando a beber leche espiritual no adulterada y todavía no tiene los cimientos esenciales del evangelio y de cómo dirigir una obra. Es cierto que Dios al que llama capacita; pero entre el llamado y la ubicación o el nombramiento aparece algo llamado proceso que todo ministro debe vivir para no caer en descrédito ante la comunidad de creyentes.
Leer: Jeremias 13
Lectura complementaria: Jeremias 14
Para pensar:
Lectura complementaria: Jeremias 14
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.