...entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere...Dt. 14:25.
“Yo no diezmo, sino que doy a los pobres”, son palabras muy común entre personas que desconocen o hacen caso omiso el mandato divino de diezmar y la razón de esta ordenanza. Jesús cuando una mujer derramó sobre su cabeza un perfume muy costoso y sus discípulos lo criticaron por permitir que se despilfarrara tanto dinero sobre su humanidad, argumentando que con el dinero de la venta de ese ungüento se podría alimentar a una multitud de gente pobre, les respondió: “a los pobres siempre lo tendrán entre ustedes, en cambio a Mí no”.
Hay un lugar para entregar los diezmos que le pertenecen a Dios. En el Antiguo Israel era en el tabernáculo, luego fue en el templo, después en la Sinagoga y hoy se hace en los templos donde se adora Su nombre. No somos dioses para cambiar las reglas de juego que Dios instituyó para entregar el diezmo, nuestro deber es obedecer para ver derramadas todas sus bendiciones así como lo ha prometido.
Leer: Gé 15
Lectura complementaria: Sl 88
Para pensar:
Lectura complementaria: Sl 88
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.