Cuando Jesús hablaba de Dios se refería a Él como Su Padre no como su Rey. De igual manera, cuando hacía referencia a Él o a Su llamado se autoproclamaba a sí mismo como el Hijo del Hombre o el Hijo de Dios. O decía, Mi Padre y Yo. Expresiones que ofendían a los judíos y religiosos de su época, porque se hacia semejante a Dios.
Al mencionar la multitud que Jesús era el Hijo de David, lo que estaban declarando era que en la persona del Señor se encontraba el tan esperado Mesías, el cual el pueblo reconoció pero la élite de la casta sacerdotal no. Recordemos que la promesa de Dios a David fue que Él le construiría una casa sempiterna en donde se sentaría eternamente un hijo suyo, y aunque el nombre nunca se lo dijo, estaba pactando que de su descendencia en la carne habría un Rey que nunca sería quitado del trono de Israel, y así sucedió aunque hasta el sol de hoy el nombre de Jesús no signifique el Rey de gloria que tanto han estado esperando. Jesús el Hijo de David y de Dios es el Rey sempiterno prometido. Aleluya.
Leer: Cantares 2
Lectura complementaria: Cantares 3
Para pensar:
Lectura complementaria: Cantares 3
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿QUÉ ME DICE DIOS?
- ¿Qué le respondo?
Éste y todos los mensajes publicados han sido tomados con permiso del cuadernillo devocional TIEMPO A SOLAS CON DIOS escrito por el pastor Marcos Manrique de la iglesia CBI Medellín, para más información clic aquí
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.