Dios y Su Palabra son una misma persona. En Juan 1 comprendemos que el “Logos” de Dios es Jesucristo, la imagen misma de Dios hecho hombre. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Una garantía poderosa que tiene la Palabra Profética es que Ella no viene de hombre sino del Dios vivo, el cual habla y toda la creación le obedece porque lo conoce.
Claro que exceptuamos de esa creación al hombre caído bajo la maldición del pecado, quien por
su desobediencia a Dios no puede sacar provecho del poder profético de la Palabra, a menos que experimente el nuevo nacimiento en el Espíritu.
La Palabra de Dios vivifica al pecador, sana al enfermo, produce milagros, santifica al creyente, vuelve sabio a quien permanece en ella y cuando se anuncia se vuelve una Palabra Profética que anuncia lo porvenir de Dios para su pueblo o para alguien en especial. Nunca dudes que Dios hará aquello que te ha mandado a decir proféticamente.
Leer: Lucas 1
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.