Creo que si has ido a un restaurante de categoría te has topado con ciertos procedimientos que tienen esos lugares de comida que sirven según el pedido del cliente porque no es comida corriente o que está previamente preparada. Te pasan la carta o el menú. Luego te toman el pedido. Te ofrecen una entrada y después de 20 o 30 minutos recibes tu pedido, tal como lo habías solicitado. Cuando mi hambre es como la de un tigre que tiene 8 días sin comer porque no ha cazado nada, prefiero no ir a esos lugares porque mi paciencia ni mi estomago dan espera para tanto tiempo. Pero si lo que deseo es un platillo especial, entonces, decido ir y saber esperar para luego disfrutar de un rico y delicioso manjar que estoy buscando para disfrutar.
La paciencia es la sazón de tu fe. Así como las mejores comidas tienen un tiempo de preparación y cocción para lograr un plato de alta calidad, tu fe debe ser entrenada con el proceso de la paciencia. Si esperas tendrás lo mejor en el tiempo que Dios sabe que lo necesitas, y no cuando tú crees necesitarlo. Dios te servirá el mejor banquete cuando pacientemente estés listo para recibirlo.
Leer: Tito 1
Lectura complementaria: Tito 2-3
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?
Las ilustraciones de nuestros mensajes pertenecen a sus respectivos autores.