El discipulado debe cerrar la brecha entre un pasado lleno de muerte por causa del pecado y las consecuencias que el mismo tenía sobre nuestra vida, porque vivíamos sin esperanza, ya que separados de Dios nada somos ni podemos hacer.
Jesús es experto en cambiar nuestros oficios y actividades con tal de que hagamos un trabajo específico para Él. Pero la gran certeza que nos da consiste en garantizarnos que el obrero es digno de su salario. Si como Padre Dios nos sustenta, en condición de sacerdote suyo no dudará en meter su mano al bolsillo para entregarnos todo lo que requerimos para seguirle y servirle con confianza y tranquilidad de que no tendremos falta de ningún bien. En mi tierra hay un dicho que dice: “el que invita paga”. Y con Cristo es más que seguro. Si te llama a servirle no dudes en dejar tus redes y seguirle. Es el mejor jefe del mundo.
Leer: Filipenses 3
Lectura complementaria: Filipenses 4
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?