¿A quiénes y a cuántos les has lavado los pies desde que iniciaste tu vida cristiana? Este es un buen ejercicio que debería hacerse con mucha frecuencia en los Grupos Pequeños en casa y también en la Iglesia cuando se hace celebración al Señor.
Jesús, siendo Dios y Maestro no dudó en enseñarle esta lección sobre el servicio a sus discípulos, lavando sus pies. Uno por uno, y aún al mismo Judas, fueron impactados por el amor y la disposición de servirles. aunque en los tiempos del Señor este era el oficio del sirviente de menor categoría en cualquier casa de un rico de Jerusalén. Él no dudó en hacerlo por la razón más sencilla, los amaba.
Servir es humillarse, es ponerse debajo del otro a fin de entregarle un beneficio. Jesús en la cruz se
humilló a Sí mismo. Allí nos dijo sin palabras: Te amo, por eso hago esto. Si estás leyendo esta
reflexión y no haces parte de algún ministerio o Departamento de tu iglesia, es hora de ceñirte tu toalla y tomar un lebrillo con agua para que comiences a lavar los pies de otras personas que necesitan conocer a Jesús.
Leer: Colosenses 3
Lectura complementaria: Colosenses 4
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?