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Definir un propósito reduce la frustración porque nos permite olvidar las cosas que realmente no tienen importancia. Un propósito claro no sólo define lo que hacemos, sino que define lo que no hacemos. En mi calidad y condición de pastor de una iglesia local no puedo hacerlo todo, es más, no estoy llamado para trabajar de esa manera. Por eso Pablo compara a la iglesia como un cuerpo, donde todos los miembros se unen entre sí a través del Señor quien es la cabeza de la misma.
Sin la definición de un propósito es fácil sentirse frustrado por todas las distracciones que nos rodean. Tratar de guiar a una iglesia sin un propósito claramente definido es como tratar de conducir un automóvil en la niebla. Si no puede ver con claridad lo que tiene por delante, lo más probable es que choque. Cualquier actividad, sugerencia de programa debe pasar por el filtro más importante: El propósito de la iglesia. Si no lo cumple, no se hace. De esta manera estaremos enfocados y trabajando para el propósito que Dios nos dio.
Leer: Hechos 5
Lectura complementaria: Hechos 6
Para pensar:
- ¿Quién es Dios/qué hace en mi vida?
- ¿Qué dice de mi como creyente?
- Pecado a confesar o evitar
- Actitud a mantener, cambiar o mejorar
- Mandato a obedecer
- Promesa para reclamar
- Ejemplo digno de imitar o evitar
- ¿Qué me dice Dios?
